Amantes viene de amor y alude a quienes se aman. Pero para ser un amante en propiedad: ¿Habrá que saber cómo hacer el amor?
Y si hay que saber como hacerlo ¿En que escuela se enseña? Una visión tan difundida como errónea presume que la sexualidad es instintiva, natural y completa, y que basta con poner juntos a dos personas para que ellos descubran las maravillas del sexo en pareja.
Grave error, porque lo natural está totalmente moldeado por la cultura en la que nos tocó vivir y formarnos. A medida que los seres vivos ascienden en la escala evolutiva mayor es el papel que cumple el aprendizaje en el modelado de las conductas, es por ello que el sexo puede ser enseñado y aprendido, es una habilidad que de ningún modo es innata sino adquirida.
Algunas personas pueden opinar que las habilidades sexuales se desarrollan naturalmente desde la infancia a la adultez, pero lamentablemente no se ha descubierto aún ningún gen en el cual se depositen una serie de informaciones que permitan ser eficaces a la hora de amar. Como la mayor parte de las conductas humanas estas son modeladas a través de un proceso de aprendizaje.
Así, aunque las habilidades sexuales no son lo que se dice “naturales”, tampoco se crea un gran amante repitiendo recetas de memoria o intentando copiar las imágenes de un video porno de escasa capacidad pedagógica. Eso en el mejor de los casos culminará una actividad mecánica desprovista de encanto y seducción, como las parejas que al bailar repiten pasos aprendidos en lugar de dar rienda suelta a su capacidad de improvisación.
En el presente circula, por todos los medios, una abrumadora información sobre el sexo y las actividades sexuales. Una persona joven tendrá -al llegar a los treinta años- más de diez o veinte experiencias sexuales que sus padres, sin ninguna culpa o vergüenza.
Las experiencias muestran que en definitiva no existen guiones para hacer bien el amor, porque las personas difieren entre sí, de acuerdo a sus gustos y preferencias. Las únicas normas universales parten de la consideración, la creatividad, la capacidad de humor y de juego, y también la capacidad de hacer coincidir los deseos y fantasías mutuas. Sin embargo vale la pena acotar algunas claves:

1- Sensibilidad y captación de los deseos del otro.
2- Tener el suficiente egoísmo para demandar la satisfacción de los propios deseos y la suficiente generosidad para satisfacer los deseos del otro.
3- Usar el propio cuerpo como un instrumento de placer, sin temor o inhibición.
4- Hacer cosas inesperadas, locas o sublimes.
5- Hablar, susurrar, gritar o aullar para que el otro/a se entere de la pasión que convoca el instante erótico.
6- Comunicar que se requiere para alcanzar la plenitud.
7- Ser pedagógico/a, mostrando al otro/a los puntos más sensibles del propio cuerpo.
8- Estar atenta/o a cualquier signo de desconcentración.
9- Jugar, jugar y jugar.
10- Expresar emociones y facilitar que el otro/a las exprese.
11- Ser tierna/o y apasionado/a al mismo tiempo.
12- Seducir románticamente generando climas que favorezcan el acercamiento y el deseo.
13- Paciencia y control de sí mismo.

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